La innovación es reconocida hoy día como un factor fundamental para el desarrollo competitivo de las empresas y uno de los motores del crecimiento económico. Por ello, desde hace algunas décadas la mayoría de los gobiernos han implementado políticas activas orientadas a garantizar la apropiación de los resultados de investigación, fomentar los procesos de transferencia tecnológica y, en general, impulsar el desarrollo de actividades de innovación en el ámbito empresarial. Un elemento clave para el éxito de estas acciones es, sin lugar a dudas, contar con una masa crítica de personas con las capacidades, habilidades y conocimientos necesarios para desarrollar una gestión adecuada de los procesos de innovación.