El poder de la vulnerabilidad | #HR #RRHH Making love and making personal #branding #leadership | Scoop.it

Ya sé que estamos inmersos en una cultura que valora mucho la prisa, el mensaje corto y directo y el "no te enrolles y ve al grano". Quizás por eso tienen tanto éxito Twitter y otras formas de microblogging, o los comentarios cortos en Facebook. Nos garantizan que no nos van a requerir más de unos segundos y, si lo hacen, que podemos pasar al siguiente que seguro que es corto y jugoso.
Por eso me he pensado compartir este vídeo y su comentario. Es larguísimo para los estándares de "dígalo en un minuto". Y al final me he dicho "seguro que habrá quienes no sean capaces de dedicar veinte minutos y veinte segundos a verlo... peor para ellos".

 

Los demás, los que sí sean capaces de verlo con la necesaria atención, van a poder disfrutar de unas interesantísimas reflexiones acerca de cómo las base de la empatía, el sentido de pertenencia y la cohesión social se fundamentan en la autoestima. Pero no en la autoestima de quienes subrayan sólo "lo positivo" o recitan "autoafirmaciones positivas", no. Precísamente en la autoestima de quienes, sabiéndonos imperfectos y vulnerables, aceptamos nuestra imperfección y nuestra vulnerabilidad... lo que nos capacita para aceptar la de los demás.

 

Aceptar lo que no nos gusta de nosotros no significa resignarnos a ello, ya hemos hablado de eso en otra ocasión. Sin embargo, no aceptarnos es la base de la vergüenza y de los sentimientos de indignidad, de no ser lo suficientemente lo que sea y de no ser lo suficientemente buenos para merecer no sé qué.

 

Hay dos grandes antídotos para la vivencia dolorosa de la vulnerabilidad: la negación a través de sesgar la percepción hacia "lo positivo" y la aceptación a través de la autoestima y la empatía. Bueno, también están los psicópatas, pero esos es que ni llegan a percibir su incompletud y, quizás por eso, son incapaces de empatizar.

 

Así que aceptémonos con amor por nuestra propia imperfección, eso nos hará más sosegados y empáticos. Y hagámoslo con coraje, es decir, con la apertura de corazón necesaria para mostrarnos como somos, ante nosotros y ante el mundo.