"Me preocupan no sólo porque los veo sufrir a su corta edad, sino porque observo que su número va en aumento año tras año. Chicas que una semana tras otra nos encontramos en el pasillo del instituto, hiperventilando con una crisis de ansiedad que termina en urgencias. Chicos desatentos en clase porque su mente está en casa, en lo que allí sucede, y se remueven inquietos en el pupitre. Y tras esos síntomas, una y otra vez, descubro adolescentes con una posición inadecuada en su sistema familiar. "
El pedagogo Miguel Ángel Santos Guerra explica en este artículo la escasa o nula carga educativa de los cachetes.