Verter el conocimiento en la cabeza de un aprendiz, sino permitir que el alumno desarrolle conceptos, piense críticamente y aplique y evalúe lo que ha aprendido, proporcionando oportunidades y experiencias relevantes para tales objetivos…. ese sería en principio el trabajo del nuevo facilitador de aprendizajes, pero ¿por qué no dejamos todas estas cosas en manos del propio aprendiz?
Si algo debemos tener presente siempre (premisa) es pensar que detrás de la construcción de un entorno de aprendizaje eficaz es que esté incorporado en los seres humanos para aprender. Si no hubiéramos sido razonablemente buenos en el aprendizaje, tampoco necesitaríamos la influencia de un profesor, no serviría de nada.La capacidad no sólo para aprender, sino para aprender de manera abstracta y consciente, es por lo tanto parte de la naturaleza humana.
También es cierto que el conocimiento de las personas, como muy bien Tony Bates, “crece siempre a medida que pasa el tiempo”, bien sea por necesidad, experiencia etc (eso ya es mío), entonces está por dilucidar si para ello necesitamos desarrollar nuestras habilidades para estar siempre preparados para ello o apostar por unas competencias concretas y en un tiempo determinado (cursos, etc para lograr las titulaciones oportunas), lo cual después también nos condicionará siempre nuestro futuro ya que estaremos a merced de circunstancias que no podremos controlar.
Via
Edumorfosis,
Fernando de la Cruz Naranjo Grisales