La Escuela tiene que servir a la sociedad y, por ello, debe lograr resultados que sean socialmente adecuados para responder a las necesidades de la misma. La funcionalidad exige, por tanto plantearse si los aprendizajes que promueven las instituciones educativas responden a las necesidades de los ciudadanos, a su formación intelectual, a su inserción laboral, etc.