Nuestros hijos utilizan habitualmente una gran variedad de dispositivos tecnológicos para acceder a Internet: móviles (tanto suyos como de sus padres), tablets, ordenadores, videoconsolas... Y no se quedan sólo en navegar por páginas web, pues participan activamente en redes sociales, utilizan aplicaciones de mensajería instantánea, juegos, etc. En estos dispositivos está almacenada una gran cantidad de información personal, mensajes, fotografías, contraseñas de acceso a distintas páginas y servicios, etc. Si alguien se hiciera con esa información tendría muchas herramientas para hacerles daño. Así pues, para que estén más seguros online, hemos de ayudarles a hacer un buen uso de Internet, pero también proteger sus dispositivos y sus cuentas de usuario tanto en las redes sociales como en otros servicios online.